miércoles, septiembre 06, 2006

Cortezas y Armaduras

Acabáis de dar el primer paso para liberaros de vuestra armadura.
-¿Qué queréis decir?
-Ya lo veréis –replicó el mago. Se puso de pie-. Es hora de que os vayáis.
Esto molestó al caballero. Estaba empezando a disfrutar de estar en el bosque con Merlín y los animales. De cualquier manera, le parecía que no tenía donde ir, aparentemente su mujer y su hijo no lo querían en casa. Es verdad que podía volver al asunto de la caballería e ir a alguna cruzada. (...).
Merlín le recordó al caballero su nuevo propósito: liberarse de su armadura.
-¿Por qué molestarse? –preguntó el caballero ásperamente-. A Julieta y a Cristóbal les da igual si me la quito o no.
-Hacedlo por vos mismo –sugirió Merlín-. El estar atrapado entre todo ese acero os ha causado muchos problemas, y las cosas empeorarán con el paso del tiempo. (...) Y, ¿cuándo fue la última vez que sentisteis el calor de un beso, olisteis la fragancia de una flor, o escuchasteis una hermosa melodía sin que vuestra armadura se interpusiera entre vosotros? -
Ya ni me acuerdo –murmuró el caballero con tristeza-. Tenéis razón, Merlín. Tengo que liberarme de esta armadura por mí mismo. (...). Pero, ¿cómo puedo cambiar todo esto? -No es tan difícil como parece –explicó Merlín, conduciendo al caballero hacia un sendero-. Éste es el sendero que seguisteis para llegar a estos bosques. -Yo no seguí ningún sendero –dijo el caballero-.estuve perdido durante meses. -La gente no suele percibir el sendero por el que transita –replicó Merlín.
-¿Queréis decir que el sendero estaba ahí pero yo no lo podía ver?
-Sí, y podéis regresar por el mismo si así lo deseáis, pero conduce a la deshonestidad, la avaricia, el odio, los celos, el miedo y la ignorancia.
-¿Estáis diciendo que yo soy todo eso? –preguntó el caballero indignado.
-En algunos momentos, sois alguna de esas cosas –admitió Merlín en voz baja. El mago señaló hacia otro sendero. Era más estrecho que el primero y muy empinado.
-Parece una escalada difícil –observó el caballero.
-Ése –dijo Merlín asintiendo- es el Sendero de la Verdad. Se vuelve más empinado a medida que se acerca a la cima de una lejana montaña.
-No estoy seguro de que valga la pena. ¿Qué conseguiré cuando llegue a la cima?
-Se trata de lo que no tendréis –explicó Merlín-. ¡Vuestra armadura!








.El Caballero de la Armadura Oxidada

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Excelente parrafo de un excelente libro.

Estuve pispeando tu blog y me encanto. Felicitaciones, tu blog no es uno mas del monton.

Te agrego a mis favoritos.

Un abrazo enorme y cuidado....Alguien metio mano en el infierno...

El Duende.

"Corranse que no puedo ver, el sueño como me espera"

miércoles, diciembre 27, 2006  

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